Reflexiones antes del verano

Iniciamos mayo con noticias para todos los gustos; inflación en la Eurozona con un ligero incremento de los precios, unas décimas porcentuales respecto al mes anterior, con la subyacente reduciéndose y con un crecimiento del PIB del primer trimestre débil, pero en positivo, y lo mismo está ocurriendo en los distintos estados punteros del mundo occidental. Pero siempre existirán diferencias entre países y, en el caso español, entre comunidades.

Cabe decir que el primer trimestre ya ha pasado, mejor de lo esperado y el inicio del segundo, nos referimos a los datos de abril con la Semana Santa incluida, son bastante buenos, tanto en Cataluña como en el conjunto del Estado, con récord de afiliaciones a la seguridad social y con un paro bajista. Con un “pero”, el número de autónomos en cuanto a afiliados va reduciéndose.

Obviamente, en el sector servicios, recordemos terciario de la economía, es el protagonista con nuevas afiliaciones y es el que sigue estirando la economía, acompañado de las exportaciones.
El consumo privado, sin embargo, no para. El cambio de actitud de los consumidores se hace evidente y en palabras comprensibles podríamos decir que prefiere gastar que ahorrar; siempre nos referiremos a aquellos hogares que pueden hacerlo, ya que un porcentaje suficientemente importante no llega o les cuesta llegar a fin de mes, especialmente se produce en los que están de alquiler. En Cataluña el alquiler social sólo representa el 1,8% del total.

Los tipos de interés de los bancos centrales se acercan a la inflación, mucho más los de la FED que los del BCE. Esto significa que estos últimos tienen margen de recorrido al alza, pues la inflación en la Eurozona se reduce, pero está en los niveles del 7% y los tipos en el 3,75%. En definitiva, el euríbor tiene recorrido al alza y las hipotecas también.

El acuerdo entre la patronal y los sindicatos para la subida de salarios durante el período 2023-2025 es una noticia que debe tenerse en cuenta, parece un estilo de juego: 4-3-3, pero dará estabilidad al mundo laboral siempre que la inflación se contenga y el terciario continúe al alza, es decir, siempre que el consumo privado siga estirando la economía.
La Eurozona necesita reindustrializarse para no depender tanto del exterior, es decir, de la fábrica del mundo, China, y del resto de países asiáticos. Es decir, el mundo neoliberal y la globalización se ponen en duda, no es para recuperar el proteccionismo, pero sí para racionalizar la economía en un período post-Covid.

Los estados estaban atados de pies y manos y en principio no podían ayudar económicamente a las empresas de su país, tampoco podían existir los denominados sectores estratégicos y las multinacionales tenían, y todavía lo tienen, más poder que los estados. Ahora es necesario que éstos recuperen su rol y que la racionalización sirva para la reindustrialización verde y, además, recuperen, en parte, aquella deslocalización industrial que tanto daño hizo a la renta per cápita europea.
La globalización es imparable en un mundo digital y de la IA, pero es necesario ordenarla y regularla. No será fácil. Para evitar los desequilibrios que pueden producirse tanto en el mundo económico como en la sociedad en general.

En un período electoral se habla de muchas cosas, todas ellas tienen un sentido ideológico y van dirigidas a un determinado sector de la sociedad. Después los pactos entre partidos ponen las cosas en su sitio y se hace lo más conveniente por el interés general de quienes gobiernan y de la sociedad en general.

Las pequeñas y medianas empresas forman parte de la sociedad en la que vivimos y son las auténticas creadoras de riqueza y empleo y de aportación de dinero a las arcas públicas. Ahora lo que hace falta, es que en hechos se reconozca su papel y se creen los programas, presupuestos y organismos, es decir, Ministerios, Departamentos y Concejalías que se ocupen de ellas para mantenerse, para crecer y convertirse si, en su caso, en grandes empresas y para crear nuevas gracias al emprendimiento característico de nuestro país.
En 2022 el exceso de recaudación, más de 30.000 millones de euros, se destinó a ayudar a las personas ya las empresas y también a reducir el previsto déficit público, que al final quedó en el 4,4%. Pero la deuda del Estado siguió creciendo, la tenemos por encima de 1,5 billones de euros.

En 2023 las ayudas a las personas, digamos vulnerables: jóvenes, mayores de 65 años, etc., destinadas a paliar diferentes finalidades, siguen vigentes y se llevan una parte suficientemente importante del presupuesto del Estado. Pero ahora la situación puede ser distinta, en el año anterior, la reducción del IVA de los servicios energéticos ayudó a contener la inflación, pero la recaudación no se resintió. Sería lógico que, en los momentos actuales, reduciéndose el precio de la energía, el IVA devolviera a sus tipos habituales, lo que haría que la inflación repuntara.

La pregunta que nos hacemos es si tiene sentido que el IVA de servicios esenciales, como la luz y el gas, mantengan los tipos del 21%. En definitiva, no podría ser más conveniente reducir dicho IVA, que beneficiaría a todos y obviar ayudas que afectan al presupuesto del Estado y, que en principio parecen más electorales que reales. Es una opinión, más que una opinión.
Si nos referimos al mundo del comercio, el de los cambios acelerados, tanto en los hábitos de los consumidores como en el del urbanismo de las ciudades, observamos cómo las empresas del sector en el 2022 fueron bastante bien en cifra de ventas, pero en consecuencia del incremento de gastos de funcionamiento, los beneficios se resintieron considerablemente. Siempre existirán casos excepcionales que confirmen la regla.

Desde principios de año observamos como el margen comercial real, es decir, el de la cuenta de resultados, se va reduciendo y, por tanto, es necesario tomar medidas para reducir gastos, para mejorar las condiciones de compra de los productos y su financiación y para mejorar la productividad de las empresas.

Es bueno trabajar conjuntamente para atraer demanda, pero también es necesario actuar juntos para reducir costes de explotación y mejorar las condiciones de compra de los productos objeto de transacción, entre otros.

Por último, diremos que las ciudades van bien. Girona lo «peta» con las flores, a pesar de la sequía. Su capacidad de atracción no tiene límites. Barcelona, ​​esa ciudad de “Ferias y Congresos“, ahora lo es de “Conciertos y Deportes“ y mantiene los Congresos y los Salones. El sector hotelero informa que el índice de ocupación de mayo ha llegado al 85% y que en junio será aún mejor. Lleida está preparando la fiesta del caracol, con proyección internacional y, Tarragona y Reus, como ya es recurrente, compiten entre sí.

En mayo cada día un rayo. Por fin es verdad y parece que vamos a poder hacer frente a la sequía, eso sí, con medidas inteligentes.

Por último, recordemos una vez más: hay que compartir para competir. Vamos.

Santi Pagés
Economista